Ausencias
Nunca te conocí
Nunca tu voz recriminó mis palabras
Nunca soporté la levedad de tu cabeza
Nunca supo el zaguán de mi casa
Nunca supe del perfume en tu nuca
Pero encontré una mañana
Supe entonces que los mapas y la esperanza
jamás toqué tu boca
ni alcancé tu risa
Nunca estuvo en mi mano tu mano
ni tu espalda fue refugio de mi espalda
jamás roce tu frente con mis dedos
ni reconocí tus pasos junto a los míos
Nunca tu voz recriminó mis palabras
ni mis ojos recorrieron tus grises ojos
jamás mi silencio compartió tu silencio
ni aquella leve luz de la tarde
recogió tu sombra sobre mi sombra
Nunca soporté la levedad de tu cabeza
sobre mi hombro
jamás adiviné tus pensamientos
ni encontré un tímido cabello tuyo
perdido en mi camisa
Nunca supo el zaguán de mi casa
de la lucidez de tu piel tan blanca
jamás robaste un beso en los rincones
oscuros de mi calle
ni estuvieron las vecinas adivinando
la oculta sugerencia de tu nombre
Nunca supe del perfume en tu nuca
ni el tacto incógnito de tu cuello
jamás supe del roce frutal de tus brazos
ni la brevísima luz que anidaba en tus labios
Pero encontré una mañana
el segado camino de las esquelas
en dónde reposaba tu nombre desnudo
frío y desolado
Supe entonces que los mapas y la esperanza
ocupan el mismo lugar en los viejos armarios
de la tristeza.
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