De tu ausencia
En el breve y preciso tacto de la ceniza bajo la piedra oscura del tiempo en ese instante de penumbra que habitan la luz reconocida y la soledad En la tácita tarde adolescente por los caminos de la sangre perdida en ese mar de esqueletos que custodias eternamente y agotada de almas y suspiros En las manos que sustrajeron la locura del patio dónde anidan los vencejos y chistean nocturnas lechuzas blancas desde el frondoso árbol que toca tu ventana En los días del invierno fratricida de la osada cadencia de la lluvia de los ojos cansados en la costura penosa de todas las heridas En esta mañana de sol y flores amarillas por la música que estrofa mis oídos de silencios rotos y cadencias repetidas te extraño de nuevo y para siempre te persigo en las sombras y los gestos te escucho en la memoria escrita te anhelo en la luz que me sorprende desde la rendija ociosa de la melancolía.